09 diciembre 2011

Hace tres meses, en La casona de los cuatro siglos


Brenda Roxana

Ella

Un amigo mío me habló mucho de los protagonistas, me dijo que los personajes me encantarían. Hay que comprar el libro, hay que conocer a sus personajes, hay que darle la razón a Álvaro.
El Escenario: una muchacha con un billete en el bolsillo, un solo billete y dos libros que desea con excitada pasión. Rayuela vs. El señor de las moscas, el corazón vs.  la psicología criminal. Ella debió elegir lo segundo, pero se deja llevar por los consejos de un voraz lector. Rayuela le inspira más confianza, ella cree que disfrutará más este libro. Después de una lucha consigo misma, de meditación rápida y reproches  por no haber llevado más dinero, elige a Julio Cortázar. William Golding perdió la batalla, pero solo por ese día, mientras tanto  seguiría compitiendo con tantos otros autores para así ser elegido de entre las multitudes papeleras  y al fin descansar en una biblioteca casera. Ella ( ocupándose de su mochila: no cerraba de lo llena que estaba) le alcanza el billete a Brenda  para que efectúe el pago, mientras ella hojea el libro viejo. Es una edición de Oveja Negra, 1984. Las hojas son semi amarillas y huelen a polilla, a insecto. Tiene una ligera sospecha( por no decir plena certeza ¬¬ ): su adquisición es muy sensible, tiene que tratarla cuidadosamente pues lleva encima el peso de los ojos que leyeron sus páginas antes, y de las manos, del cuidado o descuido de sus ex dueños. Brenda  acaba de pagarle al vendedor y ahora avista en un estante, a lo lejos, a Quino y a Mafalda, el mundo se detiene  para que ella contemple extasiada aquel ejemplar. Se acerca sutilmente, un poco más, más, ya está ahí,  está ahora siendo absorbida por las viñetas, absolutamente concentrada; si en ese momento Ella le hubiera dicho algo, probablemente la hubiera mandado a volar, tal vez le respondía de la reverenda forma, como Mafalda, chi lo sa, quién sabe, Brenda también es lista, es muy lista.
Son casi las tres de la tarde y no han almorzado, ya están acostumbradas, pero Úlcsura Malamuerte( revisar post del 24/nov/11 para un mejor análisis) se hace presente y empieza a sonar y a doler.
- ¿Hay algo ahí? No.  Sí, un inmenso hueco que crece a segundos por minuto. Un diabólico dolor y unas ganas compulsivas de llevarse algo a la boca. ¡Merde! es ella: la úlcera gástrica, la úlcera mental.
-Es hora de irnos Brenda.
- Sí vamos.  Y cómo para fortalecer su decisión, piensa en voz alta y le dice a ella: Quiero ese libro, mañana regresaré por él.
Ella comprende esas palabras, es lo que ocurre cuando tienes que decir algo a otros para estar más seguro de lo que piensas, como si ellos te estuvieran juzgando o preguntando.
Caminan por la amplia pista que sale del frontis de Derecho. Pista, autos estacionados, un tipo haciendo piruetas, o bailando break dance, probablemente haciendo ejercicios, aunque no parezca. El sol muriendo, lejano; la tarde naciendo y el viento, soplando débil. Feria del libro viejo al fondo. Feria del libro viejo y bello al fondo. Ejemplares que ya fueron amados y llorados por otros, libros de segunda mano a precios rebajados. Maestros chequeando ediciones antiguas, comprándolas antes de que algún avispado alumno se las arrebate. Baquianos discutiendo con los vendedores, probablemente haciendo pedidos. Un perro husmeando el bolso de una vieja mujer,  el compañero del animalito llamándole la atención. Perrito visitante. Visitantes de otras universidades y pipiolas inexpertas comprando literatura juvenil.
Es todo, están fuera. Cruzan la peligrosa pista (es un problema, se usa solo para un sentido direccional)
En el paradero de  La  casona conversan, ríen un poco, miran a lo lejos a estudiantes que salen, que entran, el tráfico humano, hasta que el bus de Brenda Roxana llega. Ella se queda sola nuevamente, pero inmediatamente viene el suyo y se marcha deseando regresar por William Golding, deseando tener en sus manos también ese libro: Lord of the flies.
En el bus el panorama es el mismo: música, a veces noticias, programas radiales aburridos, niños antipáticos fastidiando a sus madres, seres inescrupulosos sentados en los asientos reservados, ancianos de pie, otros con más suerte y con más apariencia de ancianos felizmente sentados, dos puertas, sube y baja. A ella le gusta viajar  en  buses grandes, hay más espacio y no te sientes observado, no mucho. Hay más asientos, más ventanas. Ahh, la ventana, ese maravilloso catalejo gigante por el que miras la vida de la gente que pasa y a la que no conoces, la vida de los urbícolas, de  los terrícolas. Ella también es terrícola, a ella también  han observado otros viajeros(as)
Esta vez no quiero mirar a través los vidrios, esta vez hay un libro que debe ser leído.
Ya en el bus, después de leer el Tablero de Dirección diseñado por Julio  para que los lectores no se pierdan entre líneas y puedan leer correctamente, ella encuentra lo siguiente:
Y animado de ser particularmente útil a la juventud, y de contribuir a la reforma de las costumbres en general, he formado la presente colección de máximas, consejos y preceptos que son la base de aquella moral universal, que es tan proporcionada a la felicidad espiritual y temporal de todos los hombres de cualquier edad, estado y condición que sean...
-La “Juventud”, piensa. La moral. Me han acusado de tener doble moral, ahora que recuerdo. En algún momento esas palabras me hirieron. En fin, leeré este libro de corrido…
Espíritu de la Biblia y moral universal, sacada del antiguo y nuevo testamento
Escrita en toscano por el abad Martini con las citas al pie:
Traducida en castellano
Por un clérigo Reglar de la congregación de san Cayetano de esta Corte.
Con licencia.
Madrid: Por Aznar, 1797.
Más adelante hay un pequeño texto, César Bruto: Lo que me gustaría ser a mí si no fuera lo que soy
Luego empieza.
***
Al día siguiente después de clases, Brenda Roxana y ella regresan a la feria. Dan muchas vueltas, Brenda Roxana ya encontró a Quino y ahora es suyo, bueno, el libro. Pero El señor de las moscas ya no está, simplemente la mosca se fue volando y el señor, pues, quién sabe dónde esté. Más vueltas y  más vueltas, como águilas u otra rapiña rodeando la presa muerta. Esta no es una Feria del libro común, con un stand repleto de los mismos textos, es una Feria de libros viejos y por lo tanto los hay dispersos y en cantidades desiguales. Rayos, adiós querida mosca y su señor, espero algún día volver a verte, sin duda te buscaré, sin duda te encontraré.  En fin, no sería difícil encontrar aquel libro en algún otro lugar.
-Ella: está bien, es hora de irse. ¿Nos vamos Brenda?
-Adiós Eduardo, adiós.
1) Nombre: Eduardo
2) Edad: 17
3) Obsesiones: Eielson
4) ¿Qué hacía ahí?:  3
Brenda lleva la felicidad del niño que recibió un caramelo, es que le encanta Quino. Se despide de Eduardo y nuevamente el escenario del principio: el break dancer sigue ahí, repasando unos movimientos imposibles, ahora lo acompaña una chica, parece ser igual de ágil, la tarde, las tres p.m., la úlcera, el hambre, el hambre de Golding, de pastel, de Lord of flies.
Otra caminata más. Dejamos atrás a Eduardo y a los libros viejos, a los vendedores, a los baquianos y a los pipiolos…a la mosca y a su señor. Ese fue el día en el que La Feria del Libro viejo llegó a La casona, nos dejó con ganas de más, nos estafó un poco con libros aparentemente baratos.  Yo compré Rayuela y dejé  otros libros que me encantaría haber comprado, pero ya lo haré, pronto, pronto, porque esa feria siempre regresa, siempre.  Regresa como Horacio, como La Maga, como Talita, como Traveler, como Ossip Gregorovius, como Babs, regresa como cada personaje, como cada historia que de pronto uno recuerda, así, sin más ni más, sin querer queriendo.

1 comentario:

  1. Yo también voy a la casona de los cuatro siglos, voy, voy, a la feria del libro
    ...viejo :]

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