03 julio 2011

MONÓLOGO DE UNA MOSSCA TRISTE

El frío cala el abrigo, la piel, los minutos, el corazón y los segundos latiéndolos, el tiempo corrido y la voz de la poesía tocando su palpitar, su crujir y bombear la risa hervida. Lo amoroso se llama sangre, lo violento también. ¿Cómo obviar que, cada día el viento sopla recuerdos, errores del pasado y te haces viejo al cavilar? Cuando la tristeza embarga el botesito en que navega la literatura, las palabras se ahogan en el oscuro mar nocturno, siempre odiado por mis ojos,  las preguntas emergen de lo profundo  de su negrura y, en la cubierta mueren, ahogadas por el aire de lo desconocido, que las consume poco a poco.
Soy un protón y ya mi carga no pesa más que la tristeza vomitada en una hoja vieja.
Está descuartizada ahora y sus pedazos me revelan que en algún momento la odié por cosiderarla  impura, como con todas.
Hace frío y  mis manos casi no tienen vida, se esfuerzan ,sin embargo, por escribir lo que el  inconsciente piensa, o cree pensar,bajo este nebuloso cielo, con las chispas de agua sobre mí, las tristes tardes son las más hermosas y serán así por siempre, en la acera del patio, con las palomas sobrevolando la yerba y el rosado caracol que continúo buscando, las flores y tú,muriéndote de frío conmigo, el día no pudo ser más bello.

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