Quiero que acabe el dìa para darle
al alma el ùltimo toque de cincel robusto,
Quiero que acabe el dìa y llegue la noche
y oìr a las grandes voces cantar al mundo.
Quiero que acabe esta tortura,
este suplicio, este anhelo,
este tormento, este duelo
y empezar el recorrido por las venas del cielo
buscando estrellas sin luz.
Las fieras voces perdidas de las estrellas suplican perdòn
y recitan sin parar la poesìa de sus almas negras,
esas almas curtidas, esas almas heridas
por la lluvia de los ojos grises, por esos ojos tristes
de aquellos que no soñaron,
de aquellos que no volaron,
de aquellos que no vivieron sino que mataron
y no hombres, no, sino ilusiones.
Ilusiones marchitas, ahora estrellas
cuyas luces casi ya no se ven.
Sueños asesinados, sueños inconclusos,
sueños que nunca se realizaron,
sueños que no brillaron en la tierra,
pero que sin duda brillan en el cielo;
ese lugar maravilloso al que va
todo lo que en la tierra muere.
se olvida o se entierra,
se juzga o se condena,
pero que allà arriba espera;
volar con libertad.
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